martes, 6 de diciembre de 2011

La vida se complicó

No es que todo tiempo pasado haya sido mejor. Lo cierto es que lo mejor del presente es mucho más complejo y menos simple que lo mejor del pasado.

El “hoy” es complejo porque es más condicionado. Todo tiene condiciones: la amistad, la educación, la salud, la superación personal, la alimentación. Solamente el hecho de vivir tiene demasiadas condiciones; escapar de la violencia desde el nacimiento mismo es una de ellas.

La vida se complicó cuando la gente quiso vivir como la mayoría, y la mayoría creció tanto que cada vez impone condiciones, convence y absorbe a quienes no pueden pero hacen lo que sea por vivir como la mayoría. Ejemplos: la moda, la forma de hablar, los negocios, el comportamiento, el dinero.

Por eso los únicos felices absolutos son los locos que van pateando su propio mundo por las calles, a los que nada ni nadie se atreve a modificar su idea de la vida.

La vida se complicó cuando el dinero fue más importante que todo, incluso que la familia. Se complicó cuando la política fue negocio y no convicción.

Se complicó cuando la belleza de las mujeres comenzó a pasar por el quirófano. El concepto de ser bella es más complejo; hay más condiciones.

Se complicó cuando la rigidez de los amargados decretó que ser niños y locos es exclusivo de la infancia y sinónimo de irresponsabilidad, como si la vejez no demostrara lo contrario.

Se complicó cuando los niños comenzaron a caminar en los colegios y no en la casa. No siendo suficiente con el kinder y prekinder, hoy existen gateadores, caminadores, párvulos, jardincitos, jardín y postjardín, transición, etc. Sólo falta abrir inscripciones para “prenatal”, con bono “voluntario” incluido, por supuesto.

Se complicó cuando el triunfo personal comenzó a ser requisito “para ser alguien en la vida”, como si uno viviera para triunfar o lo que es peor, tuviera que triunfar para vivir. Uno vive para vivir, y punto, con eso ya ha triunfado.

Se complicó cuando quisimos ser como el resto del planeta. No pensamos como nuestros indígenas, ni siquiera los entendemos, tampoco aprendemos a hablar el español, pero nos desvivimos por hablar inglés porque eso es lo que debe saber el mundo entero.

Se complicó cuando ya no se pudo conversar en las puertas de las casas al vaivén de las mecedoras y nos impusieron el sueño antes de tiempo.

Se complicó cuando nadie creyó en sus pueblos y cuando irse para siempre de ellos fue prueba de valentía y superación. Se complicó cuando todos quisieron ser citadinos y muy pocos provincianos.

La vida se complicó con la llegada de los teléfonos celulares, la televisión por cable, los videojuegos, las computadoras portátiles, los alimentos precocidos, la comida light. Contrario a lo que se cree, la tecnología no ayuda en nada a la simplicidad de la vida; quizás la hace más fácil pero no más simple. Simple era buscar una tarea en un libro.

Todo, desde la sencillez de respirar hasta la necesidad de amar y la infalibilidad de morir, se ha vuelto cada vez menos natural y más artificial.

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